Aún hay gente que opina que la Fórmula 1 es aburrida. Bernie Ecclestone, patrón de este deporte, ávido de más fama, más dinero, y de expandir aún más la categoría reina del motor intenta cambiar la visión de quienes se duermen ante el televisor cuando hay una carrera. La lúcida idea que se le ha ocurrido es mojar las pistas con sistemas de regadío para provocar una lluvia artificial que permitiera realizar las carreras sobre mojado. De esa forma podrían disputarse grandes premios en los que la lluvia apareciera a falta de unas veinte vueltas para el final.
La propuesta no cuajará porque no tiene ni pies ni cabeza, pero conviene comentarla. Pirelli, nueva marca de suministro de neumáticos, apoya la idea. Se equivocan. Otros como Webber, sin embargo, han criticado esa medida. Hago mías sus palabras: “Jimmy Clark y Ayrton Senna se revolverían en sus tumbas”. Entonces en fútbol podríamos empezar todos los partidos con 1-0 para el equipo más débil ¿no? Habrán adivinado la respuesta: NO. El factor que hace más divertido el deporte suele ser el sorpresa: un gol a favor, una expulsión, condiciones que cambien.
La emoción que busca Ecclestone no se encuentra sobre mojado. Se da con lluvia aleatoria, opción a la sorpresa, circunstancias cambiantes. Si todos los equipos saben que va a llover en ‘X’ vuelta, prepararán sus estrategias para ello. Y entonces aparecen algunas voces que dicen: “pues provocamos lluvia aleatoria”. ¿Y quién lo decide? ¿quién se fía de un sistema o consejo neutral en un deporte en el que se mueven tanto dinero y tantos intereses? ¿qué cara se le queda al equipo que está trabajando genial durante el fin de semana y que de repente ve sus resultados alterados por el infortunio de un sistema aleatorio?
Y nuevamente las voces: con la lluvia natural ocurre eso. Ya, pero los equipos cuentan con sistemas y empleados que intentan pronosticar las condiciones meteorológicas. Todos tienen la opción de adivinar si lloverá o no y decidir su estrategia en base a ello. Únicamente traería emoción esa descabellada idea en los días de que llueva verdaderamente. Pero ahí no sería el invento de Ecclestone el que haría que nos divirtiéramos, si no el factor sorpresa del que hablo. Para hacer más emocionantes las carreras hay que mirar a otros sitios. Por ejemplo a los propios coches, pero ese ya es un tema mucho más extenso. Mientras tanto, quien quiera que disfrute de la Fórmula 1. Y quien no, que disfrute del sueño durante las carreras.
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