El Madrid derrotó al todopoderoso FC Barcelona en el encuentro disputado anoche en el Estadio Mestalla y se llevó la Copa del Rey. Dieciocho años hacía que el club blanco no se llevaba el trofeo, y lo tuvo que hacer ante su máximo rival en la mejor época de la historia blaugrana.Un gol en la prórroga de Cristiano Ronaldo, elevado al cielo valenciano como un ángel, a pase de otro ángel ( Di María) dio la victoria a los de la capital.
El Real Madrid no tiene imposibles. Tras terminar definitivamente de perder la Liga el pasado sábado ante el propio Barcelona (que hace unos meses le endosó un 5-0 doloroso como pocos), los de Mourinho se impusieron ante el que parece erigirse como creador del fútbol. Ante quienes gozan de la supuesta única manera de jugar y vencer, los de la posesión por encima del 70% aunque no rematen a puerta en 45 minutos (como ocurrió anoche en la final).
Las crónicas dirán que fue una parte para cada equipo, y acertarán. El Madrid pudo irse al descanso con ventaja, pero la ansiedad de su estrella y el palo lo impidieron. En la segunda parte el Barça fue más Barça que nunca y arrinconó al Madrid, que cuenta con un guardián infinito: Iker Casillas volvió a ser Santo. La prórroga se jugó con el corazón y el Real mostró más fuerza y entereza. Tras el cabezazo a la red de Cristiano Ronaldo, los blancos se limitaron a dejar pasar el tiempo y contener los arreones desacertados del Barcelona.
El pitido final dio inicio a la fiesta madridista. El malo malísimo fue manteado por sus guerreros. Existe otro fútbol. Puede existir un futuro blanco por delante, es posible ganar al Barcelona. El Madrid no se arruga (el partido fue duro, tenso, con varias polémicas entre jugadores). Incluso al mejor equipo que muchos dicen haber visto jamás, el Madrid puede ganar. No tiene imposibles.
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